Me siento dichosa de lograr escribir y poder dedicar estas líneas a aquellos que no pueden reclamar sus derechos, ni tienen la oportunidad de expresarse. Es ahora el momento crucial de decir a todo el valle Jequetepeque, a nuestra región, al Perú entero; a cada peruano, a todos los congresistas, a cada ministro. Y que sobre todo esta idea resuene como una bomba, como el peor de los terremotos, que hiera en el orgullo de cada peruano. Y de una vez por todas nos quite la venda que tanto daño nos ha hecho y que nos hace actuar como inhumanos.
En 9 años, la nación peruana cumplirá su bicentenario de ser proclamada libre de la opresión española; pero este gran suceso fue logrado con sangre de indígenas, mestizos, criollos, esclavos; los cuales querían ver un Perú libre, un Perú sin cadenas. Estas sangres se vertieron y se hicieron una; la cual pintó nuestra bandera. La misma que nos hace iguales.
No vengo a implantar las ideas sanguinarias del MRTA, de sendero luminoso o el socialismo del Che Guevara. Solo quiero decir que ya es hora de ser peruanos, ya es hora de actuar conforme a los ideales de nuestros precursores, mártires, héroes de nuestra independencia. Es momento de pagar nuestra deuda a aquellos que llamamos cholos, serranos, charapas, negros,… y de más. Los cuales han vivido reprimidos, frustrados por una sucia sociedad que los oprime, que los relega a una vida triste y sin oportunidades. Tenemos una deuda externa e interna, la cual nos hace deudores; pero existe una más grande que nos ha declarado en bancarrota, esta deuda es la deuda social que ninguna economía, ningún billete verde, podrá pagar, la cual sólo se paga con respeto, con humildad, con sentir al próximo verdadero hermano.
Cholo, no es aquel tonto que sufre y es ignorante. Negro no es aquel ladrón o asesino en serie. Estos no son pobres, estos no son los miserables. Pobre o miserable son aquellos que los miran así, pobre o miserable es aquel que por ser blanco, alto, gringo, mira por debajo a quien no se le parece. Y que imbécilmente no se da cuenta que sigue siendo peruano, como el que está a su lado.
“Somos libres seámoslo siempre”, verso cantado por el ejército o cada civil peruano. Pero tristemente cantamos algo vacío, cantamos algo no profundo, pronunciamos versos sin sentimientos y huecos. “Prometo inclusión social a cada peruano”. Señor presidente, su promesa no se cumplirá hasta que dejemos de ver al de la sierra como el más menesteroso, como el más hambriento. Muchos creen que el 2012 será el fin, pero yo digo que el 2012 será el principio para cada peruano, de tratar con amor a nuestro paisano y tengámoslo por seguro que llegará el fin de nuestra existencia como peruanos cuando un iqueño o un ayacuchano dejen de luchar y se den por vencidos.
No somos salvajes o locos cuando queremos justicia, sólo somos aquellos que tienen el corazón lleno de metas, de ideales, somos los que tienen el sueño de que nos traten iguales, somos los que nos rebelamos y que caminamos con pasos seguros hacia un porvenir digno. Somos los que tienen como un arma la sed de la libertad, pero no podemos decir “libres” hasta que dejen de existir aquellos adolescentes pitucos que dicen cholo a un hombre que defiende a su esposa, no podemos decir libres cuando no dejan entrar a una sala de cine a un peruano por sus rasgos físicos, no podemos decir libres cuando una empleada y una socia de un club no pueden entrar al mismo baño, no podemos decir libres cuando las playas peruanas son divididas por las clases sociales.
No soy Martin Luther King pero “yo aún tengo un sueño”. Sueño en un día ver a un limeño de la alta sociedad comer en la mesa de la fraternidad con un cajamarquino o puneño. Sueño que la accidentada geografía del Perú sea el lugar más cálido en el cual todos convivan alegres y llenos de hermandad. Sueño con ver a las playas peruanas sin divisiones sino que cada niño blanco juegue como hermano con un niño negro. Sueño que al decir cholo no sea un insulto sino que se convierta en el mejor halago que se pueda hacer. ¡Hoy tengo un sueño! que algún día, podemos protestar juntos, estudiar juntos, llorar juntos, viajar juntos y que nuestras voces junto con nuestros ideales se hagan uno, que nuestras manos se enlacen. Y si no estoy para ver ese día: mi sueño sea cumplido.
SOFIA HUAMAN ALVAREZ
I.E. SANTA INES – EQUIPO CORRESPONSALES
Red Juvenil del Valle Jequetepeque